martes, 10 de diciembre de 2013

ANDREA DEL BOCA "Soy un producto de la telenovela"

Con Esa mujer, esta vez como actriz y productora, hoy regresa al género con el que comenzó hace 44 años

 penas uno entra a estos estudios del Bajo Belgrano tiene la sensación de que ha entrado a un sanatorio. Fueron un sanatorio. Pero, además, en sus paredes hay letreros propios de un sanatorio, desde la recepción misma. Es que la ambientación de Esa mujer (desde hoy, a las 14, por la TV Pública)intervino completamente todo el edificio. Anabella del Boca sabe aprovechar muy bien hasta el último rincón del espacio. Y apenas uno atraviesa esa supuesta clínica, desembarca en un bistró de esos en los que uno quisiera instalarse. Y un poco más allá, está reproducida por completo (cocina, habitación, living, patio) una hermosa casa. Y para uno, que se formó en esta profesión recorriendo estudios y conociendo artistas en sus pasillos, siempre es un placer transitar por decorados de ficción. Sobre todo cuando la guía de ese espontáneo tour es nada menos que la mismísima protagonista del programa: Andrea Del Boca.
Es el horario del almuerzo. Todo está bastante quieto y por allí anda don Nicolás, con su "tupper". Ella trabaja con su familia, todos lo saben. Pero lo que no todos saben es que ella forma familia. Director, asistentes, iluminadores, maquilladores, todos los que por allí andan se mueven relajados, con una sonrisa. Es el clima ameno con el que los Del Boca han decidido trabajar y emprender este desafío de devolverle a la telenovela a una de sus principales heroínas.
Esa mujer es la tira producida por la misma Andrea de Antonella y Perla negra. Bueno, la misma actriz. Ella misma admite que cambió muchísimo desde aquel entonces. No era fácil acceder a aquella Andrea del Boca. Ahí estaba siempre su productora Antonella para hacer casi una tarea logística que pueda facilitar esa entrevista. Esta Andrea parece una amiga de siempre. Amable, simpatiquísima, respetuosa y, sobre todo, con una sinceridad metódica.
-¿En qué momento de tu vida tuviste la necesidad de dejar de ser sólo actriz para tomar una responsabilidad social y comunicadora como figura pública?
-Creo que fue a partir de ser madre soltera. Hasta ese momento mi carrera era todo lo más importante, lo único que tenía como objetivo. Mi hija me colocó en otro plano, me corrió del centro de la escena, alguien dependía de mí y de todas las decisiones que, de alguna manera, fuera a tomar para respetar su derecho a la vida, al nombre, a ser libre, a ser feliz. Entonces, empecé a ser más permeable a ciertas situaciones o cosas que me pasaban y, a veces, por desconocimiento o ignorancia no reparaba en ellas.
-Es decir, reparaste en el entorno... observaste más...
-Sí, observé porque muchas cosas dolían más. De alguna manera, conocí mi vocación por casualidad, he sido mimada dentro de mi ambiente y en el público. No estoy casada, pero tengo un matrimonio de 44 años con el público. No es poco. Nos elegimos. La gente te permite entrar a su casa sin pedir permiso, cuando están comiendo, en su intimidad. Entonces, uno debe tomar conciencia de que tiene la posibilidad y la obligación de comunicar y transmitir algo. Sin levantar el dedito, claro está. De todos modos, también tuve un momento de quiebre, que no tenía claro qué quería, y me fui a estudiar.
 
''Quiero volver a posicionar al país en esta industria''. Foto: LA NACION / Mariana Araujo
-¿En serio pensaste en dejar?
-Sí, fue una crisis con la carrera. Sobre todo por ciertos ataques de sectores de la prensa. Fue a fines del 97, que me inventaron una serie de enfermedades terribles. Me llevó a un juicio eterno, que aún sigo. Me fui a estudiar producción de cine y TV a Nueva York.
-¿Cómo hacés para dividirte entre la actriz y la productora? ¿No enloquecés por momentos?
-[Ríe] En general, fluye. Ésta es mi vocación, es distinto a tener que laburar para mantenerte, cumplir un horario y saber que tus sueños son otros. Soy workaholic, no tengo horarios. A veces me cargan. Creo que es difícil ver en el rol de una mujer a una productora general que, además, es la protagonista. Estamos más acostumbrados a que sea un hombre. Pero las mujeres estamos más duchas en hacer múltiples tareas al mismo tiempo.
Esta historia original de Enrique y Feliciano Torres cuenta la vida de Nicolasa Morales, a quien le anuncian que sólo le queda un año de vida. Ella decide vivir intensamente, se convierte en "payamédica" y conoce a un exitoso empresario de quien se enamorará. Está encarnado por Pedro Segundo Cernadas, el galán de la tira. Pero también están acompañados por un elenco experto en este género: Nora Cárpena, Roberto Carnaghi, Rita Cortese, Héctor Calori, Alejo García Pintos, Salo Pasik (reemplazó a Carlos Moreno), Graciela Stefani, Esteban Meloni, Lucas Ferraro, Victoria Carreras, Brenda Gandini y muchos más. Con esta tira, Andrea volvió a lo esencial: una historia de amor como columna vertebral, pero con una estética diferente y más actual. "Quise volver a las fuentes, en el sentido de volver a rescatar los valores del ser humano, hablar de la familia, el amor, la libertad, la igualdad de género, del respeto hacia la mujer y hacia los mayores, del derecho a la identidad, al nombre... Esta telenovela tiene mucho humor y, además, muy buenos actores."
Si uno googlea la tira se encontrará con más fotos de la espalda de Segundo sobre Andrea que de un beso o una tradicional foto de promoción. "Se habla de escenas hot y me causa gracia. Se sugiere mucho más de lo que se ve. Se hicieron eco de la primera escena de amor, que en vez de ser en el capítulo 100, es en el 20. Es que a la protagonista le queda un año de vida. No tiene tiempo para decir no o «dejame que lo piense»", bromea.
Luego explica, con detalles, que hacia fines de los años 90, la Argentina fue perdiendo mercados internacionales debido a varios motivos. "Por un lado, porque Europa empezó a producir. Y, por otro, porque las productoras independientes empezaron a no vender las latas y a ser sólo negocio del productor que vende el formato, el libro. Con lo cual dejó de tener presencia argentina y avanzaron en ese negocio sólo México y Brasil", sostiene. Tiene experiencia sobrada en el tema. Papá corazón se emitió en toda América latina, Italia fue el primer país donde salió una telenovela argentina y fue Andrea Celeste, y luego se ganaron territorios como Israel, Europa del Este, y la actriz arribó a Asia con Perla negra. "Yo soy producto de la telenovela y defensora de su industria como género. Ésa también fue mi búsqueda de golpear puertas para poder producir. En el Estado entendieron que, en este proceso de modificación de la industria a nivel internacional, tenían que tomar una posición, fomentarla y ponerla nuevamente en funcionamiento. No es fácil y sabíamos que tendríamos críticas, pero cuando vean el producto veremos", aclara. En un comienzo, Andrea sólo pretendía producir la tira, pero un estudio de mercado indicó que lo mejor era volver a entrar al mercado con una figura popular y reconocida en el exterior. Hoy ya está vendida a Italia (donde ella es una celebridad) y se están cerrando contratos con Israel, Polonia, Rumania, Rusia y Canadá.
-¿Cuánto costó la telenovela?
-Sale 250.000 pesos por capítulo, casi 30 millones. De ese dinero nosotros, como productora, pagamos 10 millones de impuestos, que regresan al Estado. Por otro lado, tenemos 250 personas entre contratos directos e indirectos. Yo acá sólo cobro mi sueldo como actriz. Somos socios con el Estado al 50 por ciento pero en la venta al extranjero. Acá el Estado recupera totalmente todo lo que tiene que ver con el canal en publicidad. Que se entienda, la idea es invertir para recuperar y reinvertir en más productos. Es poner en funcionamiento una industria que estaba cerrada. No tiene que dejar de ser un negocio porque si no sería un subsidio y no lo es. El Estado, a través del Ministerio de Planificación, que tiene un sector llamado Bacua [Banco Audiovisual de Contenido Universal Argentino], posee un presupuesto destinado a la producción de ficción o, en el caso del cine, a través del Incaa.
-¿Pero la Universidad Nacional de San Martín también es productora?
-En el caso de la Unsam es productora, pero el presupuesto de esta telenovela no sale de la universidad, sino que ellos ganan, porque administran el presupuesto del Ministerio de Planificación. Por otro lado, el otro coproductor es RTA Televisión Pública. Ellos administran porque no es que me hayan dado todo el dinero junto, sino que van dando todo en cuotas, con presentación de facturas. Yo tengo cuatro auditorías por encima: la de la Unsam, la del Bacua, la de RTA y la de la AFIP. Está todo muy clarito.
-¿Esto que hacés es también una forma de militancia?
-No, es una forma de volver a las fuentes y una obligación de volver a reactivar una industria. Ponerle el cuerpo a una telenovela es pasar muchas horas trabajando casi exclusivamente para eso. Sería una militancia artística, no política
 http://www.lanacion.com.ar/1645907-soy-un-producto-de-la-telenovela

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