martes, 29 de noviembre de 2011

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Si querés llorar, llorá: cómo cambiaron las novelas

Nota I de V

Si querés llorar, llorá: cómo cambiaron las novelas

Destacados autores hablaron con LA NACION para definir la transformación del género; accedé a un especial multimedia
Por Silvina Ajmat  | LA NACION
 
 
Ella lo mira nerviosa. El se le acerca, intimidante y seductor. Sus ojos se encuentran de repente y parece que el mundo alrededor no importa. Solo ellos dos y su amor, casi por definición imposible.
La telenovela argentina tiene larga historia. Por la pantalla chica local lloraron a mares Marilina Ross, Soledad Silveyra, Andrea del Boca, Grecia Colmenares, besaron con pasión Arnaldo André, Claudio García Satur, Rodolfo Bebán, Gustavo Bermúdez, cometieron todo tipo de crímenes María Rosa Gallo, Dora Baret, Virginia Innocenti, Carina Zampini, y hubo tantas bodas que las vestuaristas se convirtieron en grandes diseñadoras de vestidos de novia, pues los héroes y las heroínas se casaron, tuvieron hijos y comieron perdices una y otra vez a lo largo de los años.
Un día, el cuento de hadas comenzó a tambalear. El romance pasó a un segundo plano detrás del drama social y los villanos se alzaron como los grandes artífices de eso que preocupaba más al espectador: la historia detrás de la maldad. De a poco el galán de ojos azules se convirtió en un héroe reo y barbudo, y la heroína osada y desaliñada emergió en detrimento de la buena e ingenua chica del interior. Asimismo, la telenovela dejó de ocupar el horario del mediodía para pasar a la noche, lo que dio pie a la inclusión de otro tipo de escenas: sexo, violencia y sangre. La era del realismo comenzaba.

De Celeste a la malparida: cómo cambiaron los personajes

Incapaz de enfrentarse a las convenciones sociales, solloza en solitario acurrucada en su cama diminuta. Es la empleada doméstica de la mansión y está irremediablemente enamorada del hijo de la patrona que, por supuesto, está comprometido con alguien de su estirpe. Sin embargo, él también la ama y, valiente, luchará contra todos los que se interpongan en su felicidad.
"El género melodramático se transgredió. La telenovela rosa, donde la chica del interior viene y se enamora del chico rico ya no ocupa a los guionistas de hoy. Ahora se va hacia personajes más reales: heroínas con más carácter, que no sean tan víctimas y desprotegidas", explica a LA NACION Adriana Lorenzón, guionista de larga carrera, que por estas horas todavía celebra el éxito de su último trabajo, El Elegido . "Los personajes tienen una tercera dimensión: se busca que no sean totalmente malos o buenos. Que sean más humanos".


En el mismo sentido, Mario Segade, guionista de El Puntero , explica la importancia del realismo en las historias: "Antes, se contaba sólo el conflicto romántico. Me parece que hoy, los personajes tienen que desplegar una serie de cuestiones más atractivas. Antes, la heroína era muy lejana, muy maquillada y perfecta. Ahora se apela a un hiperrealismo y eso resuena en algo más conocido para el espectador que resulta más interesante".
El villano siempre despertó los amores y los odios más irracionales en el público. Pero tal vez Mauricio Dobal, el perverso traficante de órganos de Resistiré interpretado por Fabián Vena, fue el personaje bisagra a partir del cual el malo adquirió una dimensión inusitada que genera acérrimos fans. "Los malos están más victimizados. Se muestra el motivo por el cual son así. Se trata de contar también su causa y su misión en la vida, que tiene un objetivo que lo impulsa a actuar de determinada manera. En el fondo, es una víctima de una cantidad de cosas que le pasaron. Y te encariñás.", explica Lorenzón, que vio con satisfacción cómo su Verónica San Martín, la desequilibrada esposa del personaje de Pablo Echarri en El Elegido , sumaba cientos de fans en Facebook, seguidores en Twitter y se convertía en la favorita de los espectadores.

Los conflictos sociales, en boga

El tráfico de órganos. La droga y el alcohol. La trata de personas. Los desaparecidos. Las mafias. La discriminación. Estos son algunos de los temas de los que se ocuparon las telenovelas más famosas de los últimos años. Y, aunque por lógica lo social esté subyacente en toda historia que se inserta en una sociedad determinada, el "modelo brasileño" de apuntalar concretamente una problemática que preocupa a la gente desde una historia de ficción (como se puede ver en El Clon, Mujeres Apasionadas, Lazos de familia y tantas otras historias que dio la telenovela brasileña) fue tomado en la Argentina e incorporado con naturalidad y éxito.
"La telenovela siempre fue social. Estuvo muy disfrazada por la historia de amor, pero en ella aparecía, por ejemplo, la opresión de los ricos sobre los pobres", dice Lorenzón, que fue autora de Alén, Luz de luna y Ricos y famosos, entre muchas otras ficciones y descubre, además, una causa de la inclusión de los conflictos más actuales en las tramas: "La telenovela empezó a cubrir un espacio vacío que dejó el periodismo de investigación. Hasta los 90, había muchos programas de debates sociales que poco a poco fueron desapareciendo. La telenovela cubrió esa realidad desde la ficción que no estaba presente antes". Por otro lado, la guionista vincula la necesidad de apelar a nuevas temáticas con el advenimiento de los reality shows: "Dentro de ShowMatch , por ejemplo, están todos los matices de telenovelas que te puedas imaginar: están los que sufren, los que se enferman, los malos, los graciosos, además de otros condimentos que también se buscan: el sensacionalismo, mostrar el cuerpo, etc".
Para Segade, "todo tiene que ver con poder hacer crecer el show". "La televisión es un gran show y es un gran entretenimiento, en el sentido bueno, y al hacer las tramas hay que nutrirlas con todos los elementos que uno encuentra, porque nuestro trabajo es que el show dure el mayor tiempo posible", argumenta, y destaca que hoy "no hay muchos temas tabúes" aunque aclara que le preocupa mantener "el buen gusto": "No me parece recurrir a los golpes bajos", sentencia, contundente.

¿Cuál es el futuro de la telenovela argentina?

La escena era rutinaria. Cocinar antes y comer después, pero "a las 2 hay que ver la novela". Todo el que tenía una televisión a mano se enganchaba con la historia rosa y enredosa que transitaban el héroe y la heroína del melodrama del momento. Hasta que apareció una nueva franja horaria apropiada para la ficción y el romanticismo se convirtió en drama social.
Aunque hoy la telenovela de la tarde parezca en extinción, los espectadores siguen reclamándolas. Y mientras el nicho se ocupa con producciones extranjeras (en su mayoría mexicanas, colombianas o venezolanas, aunque también brasileñas), se prepara el gran regreso. "La tarde es un horario que me encanta para contar historias románticas. Pero la tendencia es ponerle al romance mucho drama, violencia y pasión. Esas son novelas que nunca se van a dejar de transitar. Se recrean con nuevas temáticas y aparece lo social. Antes, los conflictos eran entre familias. El abanico actual permite que se tengan en cuenta otras aristas", define Segade.
"Va a haber una vuelta al melodrama de la tarde porque lo hay en todo el mundo. Se está consumiendo mucho y me parece que estamos empezando a reaccionar acá y lo veo como un avance", opina Lorenzón aunque avizora un problema para el éxito de ese regreso: "Después de Andrea del Boca y de Natalia Oreiro que fue la última protagonista excluyente, no volvimos a tener protagonistas que tengan un público tan fanatizado que prenda la televisión para verlas a ellas. Las heroínas que hay ahora no llegan a tener ese peso que es un condimento muy importante. Tampoco hay galanes. Cuando uno tiene que pensar la pareja protagónica hay un problema, porque además, los actores no quieren ser galanes"..

viernes, 25 de noviembre de 2011

Tiempo de pensar /Capitulo 12 "La despedida"

 Este sábado, a las 22, Tiempo de Pensar aborda un tema urgente: el de la violencia de género. Con Andrea del Boca, Fabián Gianola.